domingo, 10 de febrero de 2013

L´Alquería de Baix- València / Miguel del Rey




Foto d
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La alquería de Baix, una de las más antiguas alquerías de la huerta de Valencia, presenta a su vez una de las plantas más enigmáticas de las que encontramos. Su configuración, su indisciplina estructural, la columna de bella traza que allí encontramos, etc, hacen de ella un raro objeto de interés en el panorama del clasicismo rural valenciano. 


El edificio está compuesto por cuerpos de construcción cubiertos a un agua y articulados entre sí con una relación que podríamos denominar aditiva. Similar a la estructura que encontramos en la desaparecida alquería del Fesol de Beniferri. Cada uno de los cuerpos de construcción tiene su propia lógica estructural, con muros que los definen en planta. Grandes vigas se apoyan entre muro y muro, aunque en ocasiones se apoyan en machones o en columnas de piedra de muy buena factura.


Quizás por su compleja estructura y su difícil legibilidad, unido a gran parte de la naturaleza de sus fábrica, un tapial que podríamos fechar en torno al S XIV o XV, o unas vigueteria interna más propia de siglos pretéritos, hacen pensar que la Alquería de Baix esconde un pasado más complejo que el que nos dan a entender las formas de sus ventanas y algunos fragmentos de muros de ladrillo y esquinas de sillería con acabados clasicistas, que nos sitúan en torno al S. XVII.

 
La puerta acabada en arco de medio punto, con jambas ajustadas a la carpintería, parece la original. Las ventanas, sus formas, la profundidad de sus jambas, la rejería de la planta baja, apoyan la hipótesis de una edificación originaria del siglo XVII; las cubiertas, sus aleros, hacen referencia a épocas más modernas, cuestión ésta que es muy habitual por las frecuentes restauraciones y reconstrucciones de cubiertas a lo largo del tiempo. 

No podemos evitar situarla, por sus formas y la elegancia de su alero, en un momento de remodelación clasicista de un edificio quizás tardomedieval; una remodelación que debiera estudiarse detenidamente y que quizás ello nos diera claves sobre las antiguas arquitecturas que construyeron la alquería en épocas anteriores. Saber con ello el enigma de la bella columna clásica o clasicista que reutiliza o conserva de tiempos remotos; una pieza bien tallada, con un elegante collarín. Una columna que posiblemente fuera de un bello e ignoto edificio. 

Un remate clasicista conformando una pilastra, un acabado propio del siglo XVII, lo encontramos en la esquina principal, junto a rejas de una calidad singular.